Asociación contra el bloqueo estadounidense y por la soberanía de Cuba en Japón[Declaración]


[Declaración]

Reclamamos a Estados Unidos el levantamiento de su bloqueo contra Cuba y defendemos la soberanía de Cuba.

 

La sociedad cubana enfrenta una crisis sin precedentes desde el triunfo de la Revolución de 1959.  El crecimiento económico de Cuba ha estado estancado durante estos últimos años, y en ese contexto, la administración Trump aplicó 243 nuevas sanciones sumadas al bloqueo económico, comercial y financiero, que perdura desde 1962, con el objetivo de agotar la economía cubana y hacer que los ciudadanos se levantaran en busca de un cambio de régimen.  Según datos publicados por el gobierno cubano, el bloqueo ha causado, como consecuencia de ello, daños acumulados en el periodo de abril de 2019 a diciembre de 2020 que alcanzaron la cifra de 9,157 millones de dólares (promedio mensual de 436 millones de dólares, equivalente a unos 5% del PIB).  A esto se ha sumado la pandemia del COVID-19 que hizo caer en picada el número de turistas internacionales e ingresos por turismo, la principal fuente de divisas.  En 2021 los ingresos por turismo mermaron un 95.5% y se registraron como ingresos por divisas 2,400 millones de dólares, un 14.5% menos que el año anterior.  En la primera mitad de este año también los ingresos por divisas han sufrido una pérdida de 480 millones de dólares, complicando así la situación de divisas aún más.  El año pasado registró el crecimiento económico de -10.8%, y el primer semestre de este año quedó en -2%.  Las importaciones han quedado un 40% por debajo de las proyecciones y la escasez de productos se ha notado en las tiendas estatales.  Las centrales térmicas, por su parte, están sufriendo constantes cortes de energía eléctrica debido a la falta de piezas de repuesto.

 

Cuba se está enfocando en la tarea de larga data, el ordenamiento cambiario y monetario para poder promover el desarrollo económico. Esto, sin embargo, ha traído un efecto secundario como inflación o especulación, generando cierta confusión en la vida de los ciudadanos.  En tal situación dentro y fuera de la isla, las reformas económicas que han sido abordadas desde hace varios años han avanzado a un ritmo no deseado, a lo cual se une la creciente propagación de la cepa Delta que hizo situar la incidencia acumulado por 100 mil habitantes en 70, en medio de una escasez de medicamentos e instalaciones de aislamiento, obligando a aplicar restricciones rigurosas a los ciudadanos que ya se sentían estresados.  Ante el aumento de esos descontentos, el número de inmigrantes irregulares que llagaron a Estados Unidos a través de México en los últimos nueve meses, ha superado el 21,000, una cifra que duplica la de año anterior.

 

Aprovechando esta dificilísima situación en el país, a principios de julio comenzaron a circular por las redes sociales unas peticiones hacia Estados Unidos de ayuda humanitaria e intervención humanitaria en Cuba, y el 11 de julio tuvieron lugar, simultáneamente en decenas de ciudades cubanas, manifestaciones inusuales contra el gobierno en las que participaron cientos de personas. Según las imágenes publicadas por los medios de comunicación, una decena de gentes del centro de las manifestaciones gritaban consignas políticas radicales, como “rechazamos al gobierno de la dictadura", pero la mayoría de los participantes se quejaban solo de la situación actual de sus vidas.  La movilización de estas manifestaciones fue transmitida desde las cuentas cibernéticas de residentes estadounidenses financiados por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y otras agencias.  Las manifestaciones continuaron los días 11 y 12, pero se calmaron después de que las autoridades y partidarios del gobierno indicaron a los manifestantes la importancia de mantener los logros de la revolución en campos de salud, educación, cultura y deporte a través de los medios de comunicación y en las calles.  El día 15, el presidente estadounidense Joe Biden, basado en sus propios valores diplomáticos, que divide el mundo en los estados democráticos y los estados autocráticos, acusó a Cuba de ser un "Estado fallido que oprime a su propio pueblo" en su discurso.  Además, a partir del día 22, el gobierno de Estados Unidos designó en repetidas ocasiones a altos funcionarios del gobierno cubano y a organizaciones de seguridad pública como objeto de sanciones por haber violado los derechos humanos, como, por ejemplo, en las detenciones injustificadas de los manifestantes de los días 11 y 12.  Además, el 11 de agosto, el gobierno de Estados Unidos autorizó a empresas e individuos estadounidenses a proporcionar servicios de Internet a ciudadanos cubanos para apoyar las actividades antigubernamentales en Cuba a través de las redes sociales.

 

Las protestas contra el gobierno cubano han llegado hasta a Japón, donde el 16 de julio unos diez cubanos residentes en el país realizaron una protesta no autorizada frente a la Embajada de Cuba en Tokio, y el 25 de julio más de una docena del mismo grupo, junto con algunos extranjeros no cubanos, realizaron una condena en la plaza Hachiko-mae de Shibuya.  Como se puede ver en las redes sociales de los cabecillas de las protestas, estaba claro que estas acciones fueron llevadas a cabo por el grupo apoyado por Estados Unidos.

 

El bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, que lleva 58 años desde 1962, más las recientes sanciones, es una política de injerencia unilateral de Estados Unidos que viola la Carta de la ONU y el Derecho Internacional, sin que exista ninguna resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.  En junio de este año, la 75ª sesión de la Asamblea General de la ONU adoptó la resolución contra el bloqueo estadounidense a Cuba, por una abrumadora mayoría de 193 Estados miembros: 184 a favor, 2 en contra (Estados Unidos e Israel), 3 abstenciones (Colombia, Ucrania y Brasil) y 4 ausencias (África Central, Myanmar, Somalia y Moldavia). Dicha resolución que reclama el levantamiento del bloqueo se ha adoptado durante 28 años consecutivos desde 1992.  El gobierno de Estados Unidos debe abandonar inmediatamente el bloqueo y las sanciones, de acuerdo con el Derecho Internacional y la opinión pública mundial.

 

La administración Joe Biden, en lugar de suavizar la política de sanciones económicas de su antecesor Trump, la ha heredado y reforzado. Su gobierno acusa unilateralmente que Cuba carece de derechos humanos universales, y está aumentando la injerencia exterior, al considerar que es el momento oportuno para asfixiar la economía cubana, que sufre dificultades económicas sin precedentes, y para que el pueblo cubano se levante y derroque al régimen que aspira a ser un país socialista.  Los sucesos del 11 de julio han provocado serias discrepancias en las opiniones entre algunos cubanos y a la vez entre  algunas personalidades culturales e intelectuales sobre las causas y la naturaleza de los mismos.  Sin embargo son precisamente asuntos que el pueblo cubano mismo debe resolver democráticamente mediante el dialogo. Consideramos que cualquier problema que tenga Cuba es fundamentalmente un asunto interno de la isla, y que nadie debe condenarla alegando falta de derechos humanos, añadir sanciones, violar su soberanía y justificar la injerencia en sus asuntos internos como si fuera un gendarme internacional. 

 

Reiteramos nuestra decisión resuelta de exigir el levantamiento inmediato del bloqueo  y las sanciones de Estados Unidos contra Cuba, de oponernos a la política de injerencia de Estados Unidos, así como de defender la soberanía y el derecho a la autodeterminación de la isla.

 

Agosto, 2021, Japón



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